sábado, 7 de mayo de 2016

Un hombre en zapatos de gigante

Pero qué rompebolas.

No quería saber nada con esto. Es lo que menos quería que pasara. Pero no voy a ser fanboy, y voy a reconocer que aunque nunca me cayo bien y esperaba que fuera una mierda, a
Axl Rose se lo escucha bien en su primer recital con ACDC hoy. Me sorprendió, especialmente por que se decía que en estos años había perdido la voz, pero aparentemente se recupero por que canta bien los temas (para el nivel técnico de ACDC jaja). Me parecía que no iba a quedar bien por que aunque canta en un falsete rasposo y agudo, Axl tiene como un toque más dulzón y muy nasal por momentos (cantantes perdónenme si me equivoco, no soy muy entendido en el tema XD ). Y aunque usa su voz de siempre, la saca más rabiosa y percusiva de lo habitual, bien acorde al estilo de la banda.
Así y todo no puedo ver a esto como ACDC. Eso de la nostalgia musical siempre me pareció una boludez, y nunca fui un conservador rompehuevos que pide la formación original de una banda sí o sí. Pero la historia a esta altura pesa mucho. La historia de  ACDC y la de los Guns también. Son más de 4 décadas, y queda uno solo. El que siempre fue la cara, pero en realidad una de las 2 ruedas mínimamente necesarias para mantener a la máquina andando. Si ACDC fuera un auto, Angus sería su Nafta. Le estaría faltando las demás piezas. A esto lo veo como un show, entretenido visual y sonoramente, pero no ACDC.


Durante años, las comparaciones entre ACDC y los Guns'n Roses me parecieron ridículas. Por que en estilo musical y esencia escénica no se parecen ni un poco. A esto yo lo llamo "Angus & Rose".

Mucho se la acusa a esta banda de haber sido sobrevalorada hasta el infinito. Que son cuadrados, que hacen siempre lo mismo. Que son una mierda monótona, llegué a leer por ahí. Contrariamente yo siempre admire a los músicos que innovan, que cambian y se superan. Que se renuevan, que exprimen cada gota de su talento siempre buscando algo nuevo que decir, o una nueva forma de decirlo... Esas cosas que no se pueden decir con palabras.

Un día hace 10 años andaba en uno de mis paseos a la disquería viendo qué nuevo disco podía descubrir. Y ahí lo vi, un CD de "esos con el cantante de boina re loco que hicieron el tema de 'CQC' y el otro tema re conocido". No era el célebre disco de tapa negra sino el de tapa blanca, más para entendidos. Le di una escuchada ahí mismo, más por curiosidad que otra cosa... Y algo me dijo que estaba bastante Ok, que lo compre que nos íbamos a llevar bien. Y ahí en casa automáticamente fue mi vicio de todas las tardes, con mi guitarra acompañando los temas e improvisando solos. Había descubierto la adictiva escala del blues hace un par de años que me había enamorado a primera vista, y ahora tenía una banda que hacía TODO sobre la escala de blues, pero con una picardía y un desenfado como nunca había escuchado en nadie más. Cada puta vez que los guitarristas hacían un SOL mayor le seguía un RE mayor, sin excepciones, y esa demostración de pereza que me hacía aborrecer a cualquier músico que la osara en este caso se convertía en una parte inexplicable e incluso necesaria del encanto ACDC. Los temas eran fáciles de aprender y a mí me gustaban los desafíos, pero eso también era parte de la diversión. No el cómo se movían mis dedos, sino el cómo me llenaba de energía cuando lo hacía y no podía dejar de pisotear con el pie al ritmo de cada Riff. Moviendo la cabeza con cada groove, masticando esas notas bluseras que explotaban de electricidad. Y esa voz como un taladro agudo que canción tras canción ladraba fraseos de corte blusero desquiciadamente, que se me quedaban pegadas y algo más fuerte que yo me decía "más por favor". Y así cada vez que juntaba $20 me iba a la disquería y me compraba otro disco, y volvía a juntar $20 e iba otra vez. Era una dosis pura de euforia, una inyección de Rock todo duro y prendido fuego directo a las venas. Una fórmula simple y segura, pero por alguna razón única e irreemplazable. Ya nada volvería a ser lo mismo.


Cada vez que le ponía play al disco, tenía una hora de alto voltaje asegurada.


Ese tipo en cuestión, el que chillaba como un reventado, no era más que un simple sustituto. Su función era ocupar el lugar de una leyenda, de esas estrellas gigantes que consumen todo su combustible en la mitad del tiempo normal, pero brillan más que ninguna. El "Bad Boy", del que se cuentan historias de borracheras brutales y anécdotas demenciales. Uno de los últimos grandes rockeros, como pocas veces más vamos a volver a tener. Se había ido y no iba a volver. Nadie esperaba, ni quería, que fuera reemplazado. A la maquina le faltaba una pieza esencial, pero no pensaba detenerse por nada. "Es un largo camino a la cima" decían, y aunque habían volado muy arriba en poco tiempo ellos veían una cima más alta. O fiel a su estilo de música, no sabían otra cosa más que seguir avanzando, aunque se caigan a pedazos. Y no había vuelta que darle: A sacar otro disco y hacer otra gira, se ha dicho.

En tan solo 5 años nacía una Gigante Azul, que ardía como nadie y se abría su camino por una carretera rápida al infierno.
Mientras tanto, un muchacho de rulos cantaba con un estilo particular y se hacía algo de eco en el mundillo under del rock, En la foto lo vemos tomando algo que parece ser un Fernet con coca, gediendo con lo' pibe.

Muchos rumores hay sobre cómo fue esa búsqueda de un sucesor, de un nuevo maquinista para el tren del rockn roll. Que probaron cantantes conocidos del ocaso de los 70, ideales para inaugurar esos años 80 en pañales. Que probaron a uno que dicen que Bon había dicho que era su "favorito". Probar lo probaron, haya sido o no su favorito. Era un señor Inglés de más de 30 años, que hacía casi una década tenía su grupo con el que cantaba por algún que otro lado. No le redituaba lo suficiente y se ganaba la vida arreglando techos. Para el primer ensayo lo esperaron una hora, y resulta que estaba abajo en el bar jugando al Pool. Se pusieron a jugar y a tomar algo de alcohol, y después tocaron un rato. A ver qué pasaba. Todo salio bien, y cuando le confirmaron que era el que buscaban dicen que lloró de alegría.

Qué durazno se te ve en la foto amigo.


Pero todavía no había demostrado dar la talla con los que importan, el público. Y cuando llego el día los nervios se lo estaban comiendo vivo. De todas formas sus compañeros creían en él. En realidad no, pero le dijeron "Ya estas acá, así que salí ahí afuera y hace lo tuyo". Y el tipo se animo, para encontrarse con una cantidad de público enorme y ruidoso como nunca antes había enfrentado en su vida, con banderas honorarias al ídolo perdido... Lo querían de vuelta, y ese que estaba arriba del escenario no era. Sin embargo al sucesor algo le agarro, que a pesar del miedo, el corazón que se le iba a salir del pecho, y de sus piernas y manos temblorosas que apenas le permitían sostener el micrófono, inflo sus pulmones todo lo que pudo y demostró que al menos sabía gritar. Y a su propia manera. A muchos no los habrá convencido (Si al día de hoy hay quienes dicen que no es digno), pero sin dudas a muchos otros los conquisto desde el día uno. Él podía ser muchas cosas, pero si hay algo que no era, es una triste imitación.

El diablito de un metro y cincuenticinco centímetros que se poseía y tocaba la guitarra como si le estuvieran pasando 220 voltios, y se movía de una forma que hace difícil tocar hasta un MI mayor. Hacía "El paso de pato" copiado de su ídolo e hipnotizaba a todo mortal en su camino. Y como el duendecillo malvado que era, siempre llevaba su uniforme de colegio puesto. Sino era así, no había reci.

Después vino LA explosión. Las sesiones de estudio con el nuevo cantante resultaron en un álbum que fue la dinamita misma. La banda ya era bastante famosa y convocadora en muchos países, pero ahora fue directamente catapultada a nivel mundial, llegando a TODOS LADOS. Habían vuelto con el color del luto por su reciente pérdida, pero parece que alguien desde arriba (qué carajos digo, desde abajo) les estaba dando una ayudita mágica. Todo el mundo hablaba de el disco de negro, la década empezaba con sus cimientos musicales temblando como en un terremoto, y al que no le gustaba que le den por el culo.


Más humo que Caruso Lombardi.
Los años ochenta fueron erráticos. Subieron a lo más alto y bajaron enseguida, y con el disco de la mosca en el 85 quedaron relegados del "Mainstream" volviendo a ser una banda de bajo perfil. La gente fue a lo que pegaba en ese entonces, las melenas batidas y rubias, el maquillaje, los estribillos chiclosos y todo eso. Nada que reprochar, gustos son gustos. Su fórmula había quedado estancada, quizás era el momento de experimentar, buscar nuevos rumbos musicales. Alguna baladita, así vuelven a copar las radios por un rato. No vaya a ser que sean otra bandita del momento y queden en el olvido. Pero a ellos eso les chupaba un huevo. "Sacamos un disco, y nos vamos de gira a tocar donde nos quieran ver. Y a los 2 años volvemos a hacer lo mismo". Así era la cosa, prender el Marshall, subir el volumen... Rock duro, palo y a la bolsa. Nadie hubiera predicho lo que pasaría a continuación. Qué se podía esperar, de una banda que veía su público decrecer y ni siquiera pretendía girar un poco el timón. A esos muchachos les faltaba unas clases en alguna escuela de negocios. O capaz sabían que lo que hacían no era un placebo musical para incautos. Lo que hacían era historia, ellos estaban dejando su huella, y sea del tamaño que sea iba a ser inconfundible.



Cuando la noche se estaba haciendo oscura, cayo EL TRUENO. Y aunque la bestia no se había dormido nunca, inmediatamente se revitalizaba contra toda expectativa. Arrancaban los 90, y la gente estaba loca con esa nueva onda del "grunge" que le estaba cagando el negocio a tipos como David Lee Roth. Lo que hace 5 años era "cool" ya no lo era, y esos muchachos que habían dejado de serlo en ese entonces, mucho menos. Pero ellos no estaban al tanto por que no andaban en la música para eso, y patearon el tablero otra vez. De repente se volvía a escuchar en las radios a ese Gollum rugiendo al compás de unas guitarras demasiado pasadas de voltaje para una banda de Rock'n Blues. Estaban renovados, con nueva fuerza, más distorsión, y sus estribillos imposibles de cantar en la ducha eran más pegadizos que nunca. Al británico con chaqueta de jean y la boina cosida al cuero cabelludo se lo escuchaba diferente, no tan chillón y taladrante como en sus inicios sino pelando su habitual falsete más corpulento y raspante, escupiendo las letras como furioso y poseído. Parecía ser el nuevo capitán indiscutido de ese barco corsario, aún cuando las decisiones eran monopolio de los hermanos Young el cantante se comía el escenario con su actitud y su voz de león soprano. El hombre de boina había dividido al público cuando había llegado por primera vez, pero diez años después comenzaba a darle una nueva identidad a la banda y se reafirmaba más que nunca como la posta, como el que si no era él no podía ser nadie más.
Como las bestias que eran, los ya no tan australianos volvieron a llenar estadios donde millones de personas fueron a recibir sus dosis de ACDC puras, sin mirar el prospecto. Los descansos comenzaron a ser más prolongados entre disco y disco, pero sólo era para volver con las baterías más recargadas que nunca. Cada nuevo álbum y su consiguiente gira son recordados como macro eventos únicos, verdaderas gemas de la historia del Rock pesado. La era del trueno plateado, la era de la bola azul, la era de la estatua dorada, y la era del hielo negro (O el "Rock'n Roll Train"). Muchos se preguntan qué hubiera sido si no hubieran tenido que reemplazar al irreemplazable. La incertidumbre es enorme, pero quizás puedo especular con que no estaría escribiendo nada de esto.

Sobre él podemos decir muchas cosas que no son halagos. No tenía la pinta. Nunca hizo delirar a las chicas del público como casi cualquier cantante, ni de pedo. No era el frontman que se mueve y entretiene de manera natural, sino que siempre lo hizo bailando con movimientos limitados y un poco torpes. No tenía una de esas cabelleras de los 80. No tiene la personalidad del  showman, de esos que hablan al público y lo cautivan. Nunca fue nada de lo que entendemos por una estrella de Rock. Ni siquiera es un cantante modelo a seguir para quienes estudian canto... Hasta quizás sea todo lo contrario.
Pero tiene dos pelotas enormes, y el muy hijo de puta escupe fuego como un dragón. Hasta ahora de viejo. Salía a cantar afónico en los 80, en los 90 recuperó la voz y la llevo a nuevos niveles de insalubridad. Se dedico a correr carreras y coleccionar autos, a los 50 le cantaba al Whisky, siempre hizo ejercicio para mantenerse en forma y a los 62 años se preparo especialmente con un personal trainner para aguantar su última gran gira (dijo que era la última en ese momento, el mentiroso). Eso sí, su vasito de Whisky por día no lo dejó, y  la rompió toda corriendo para todos lados. Se dio el gusto de conducir su propio programa de fierros. Y hasta dicen que es un tipazo de los más humildes.

Si todo eso y más no es Rock... Entonces no me interesa qué pueda ser. Para mí será por siempre el tipo normal que ocupo el trono de un gigante, y se lo ganó a puro huevo por 35 años. Y de ahí no lo va a sacar nadie. Hay quienes prefieren a su predecesor, yo los entiendo pero no comparto. Igual estoy seguro de que a él eso nunca le importó: Cuando se tiene el fuego, uno no se compara con otros, ni se preocupa por el qué dirá la gente. Uno simplemente sale a la arena y hace lo que mejor sabe hacer. Aunque sea un poco de ruido, es un ruido por el que vale la pena vivir... y hasta quizás morir.
Para aquellos que están por rockear, los saludamos (o algo así).



ACTUALIZACIÓN JUNIO 2016

Brian Johnson se encuentra probando una nueva tecnología que le permitiría corregir su problema de audición:

https://en.m.wikipedia.org/wiki/Brian_Johnson

ACDC detrás de la música (Documental del año 2000):
https://www.youtube.com/watch?v=UHUFEpUscDA

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